dissabte, 17 de juliol del 2010

Voy a seguir contando secretos que nadie entiende. Verdades incomprensibles camufladas de mentiras.
Estoy cabreado, preocupado. No sé qué hacer, pero sigo mi método: si no te mueves no tienes por qué estropear nada. Solo envejece, se amarga, se agria, pierde su sabor, como la mixta que me fui a beber ayer, que hasta tenía moho. Qué cosas, ni me dio asco. Me pasa por no mirar y coger cualquier cosa de una nevera desconocida. Al menos no había caldo de pescado como aquélla vez que me dio por beber de la botella de leche.
Yo que pensaba que todo era dulce como un flaón, que las cosas irían bien. Pero el regusto amargo del final avisaba de que no es bueno engañarse, que las cosas para mí siempre son fáciles hasta que se complican. Porque voy sobrao, porque no tengo problemas.
Lo peor de todo es pensar que seguramente si fuese un poco más fácil haría algo; si entendiese las cosas, si no estuviese atrapado en la distancia.

El ectoplasta ha regresado, no se fue jamás. (LOL)


Bueno, después de bastante tiempo he tenido ganas de vomitar en este blog. No ha estado mal, pero hasta para vomitar hay que practicar si se quiere hacer bien.