dijous, 9 de desembre del 2010

Tengo algo importante que deciros... Pero ni yo espero hacerlo. Bueno se le parece (fonéticamente), en realidad espero a hacerlo. Pero nunca lo hago. En el fondo me gusta cuando salgo de mí mismo, cuando me extasio. No, no le doy al éxtasis. Aunque puedo estar fuera de uno mismo. Cuando esto pasa, soy más yo, creo, aunque no me veo. Y me avergüenzo, es mi deber.
En el fondo a mí me gusta más ver a los demás que a mí mismo, aunque sea superficialmente. La superficie siempre refleja mucho más que el interior, recordad el probervio: "El cántaro vacío es el que más suena".
Y a mí me suena haber dicho muchas cosas. Como que el agua moja. Hay obviedades que al final hay que decirlas, y estos días llueve mucho, por lo que no está de más recordarlo. Llueve tanto como para que cuando haga bueno ni siquiera te des cuenta, acostumbrado como estás a no salir de casa, vaya a ser que tengas que recordarte la obvieded de que hay un mundo ahí fuera. Porque sí, lo sabemos, hay un mundo ahí fuera. Pero tambien lo hay dentro. Hay mundos allá donde nos fijemos, y eso es lo más incómodo que podemos hacer. Mejor no nos fijemos en nada, cerremos los ojos y respiremos. Mierda, otra vez lo he hecho. He vuelto a entrar en los mil mundos. O tal vez encontré el camino. Cerrar los ojos y respirar. Así de fácil.
Y difícil, pues creemos que por el simple hecho de estar a oscuras tropezaremos, ¡con el miedo que tenemos a tropezar! ¿Te acuerdas cuando en ese juego de dos dimensiones te caías por un precipio, y justo ese precipicio te llevaba a una pantalla extra, con bonificaciones, e incluso, a un mundo secreto?
No tengas miedo a caerte: En nuestro mundo hay más de dos y más de tres dimensiones. No tengas miedo a caer, siempre habrá alguien que te recoja, y sino, tal vez un día rompas el suelo y acabes en otro mundo.