Y después de llegar a las 15 de entrenar y comer en la Blume, tengo toda la tarde libre. De alguna manera soy capaz de intuír la dirección al centro de la capital, y así me encuentro, después de seguir el cartelón que pone "Corte Inglés", en la Plaza de España, comienzo a seguir la Gran Vía y llego a Callao.
Por el camino, anuncios de grandes obras del Teatro, musicales que recuerdan épocas pasadas de esas que cuestan enterrar ("Hoy no me puedo levantar", "Jesucristo Superstar"...) sólo me ha faltado encontrarme con la del dúo dinámico, que leí en el País hace tiempo y que se ve anunciada por las calles. Un poco más alante, el primer cine. En él se exponen varias películas completamente desconocidas para mí. Con el tiempo que tenía y las ganas de volver a ver un cine de esos antiguos y enormes (quería haber ido este verano al de San Antonio, una pena) me decepcionó no encontrar "Death Roof", de Tarantino, en algún cartel. Encima parecía que sólo se pudiera entrar pagando desde internet. Pero un poco más tarde ví otro cine, el (cuando me acuerde del nombre lo edito XD), en el que, al contrario que en el anterior, había más películas americanas que españolas, pero la calidad de las primeras me hizo dudar de si merecía la pena pagar una entrada. Me fijé en la española, Mataharis, por el nombre. Más tarde ví que actuaba Najwa, así que esta vez me tocaba meterme en el cine, que tenía tiempo de hacer mis pretendidas compras (cuatro pares de calcetines no dan para muchos días, me tocó ir con zapatos y sin calcetines, cuando tuve mis calcetos me cambié XD) por el Corte Inglés y a las 20 30 meterme a ver qué tal.
El Corte Inglés, una chufa, precios normales, me compré siete pares de calcetines a un precio más que asequible en La Sirena de Ibiza, y eso buscando dos Cortes, ya que el primero solo tenía "cosas de mayores" como trajes, ollas y electrodomésticos. Y yo que pensaba que todos eran iguales.
Después de volverme a quedar sorprendido por lo bien que me manejaba por el centro y encontrar cosas mejores en H&M, pues me fuí a por la entrada. Temía por si ya se habían agotado y estaban vendidas, pero no, la taquillera estaba medio dormida porque todos se iban a la otra taquilla haciendo cola a pedir, no porque no pudiera entregar billetes. Así que con mi entrada en mano a un precio más bien alto y quince minutos por delante, me fuí al puesto de delante de la parada del metro a pedirme unes mel·les garrapinyades, que resultaron ser cacahuetes o algo raro, pero, eso sí, garrapinyado, así que tampoco me disgustó. Entré con ello al cine, y menos mal, porque las palomitas "mini" valían 3euracos. Increíble, a este paso también el cine se volverá para gente "selecta" (he dicho el cine, que no las películas de vídeo).
Bueeeeno...., pues un amable acomodador me llevó con la linterna, aunque las luces aún estaban encendidas, hacia mi butaca, en todo el centro de la zona general que no sé como se llama(me pregunto si habría gente en el anfiteatro, lYa estaba dispuesto a ver la película con mis cacahuetes garrapiñados, que me acabé al momento, todo solito, aunque más tarde se sentaron a mi lado dos personas, y eso que tampoco estaba muy lleno, el cine. La primera vez que iba al cine solo y tan pancho, hay que ver cómo son las cosas, en Ibiza me habría torturado la cabeza solo de intentarlo.
La película me sorprendió desde el principio. Me encanta la naturalidad de Najwa, como refleja los momentos más simples de la vida, aplicar el justo valor de una mirada y una sonrisa... y además también me gustó conocer algunos de los lugares de la película, hecha casi toda en Madrid aunque también en Peñíscola, tal como me pasó con Mallorca y "La caja Kovac".
Cuando se encendieron las luces del cine, al final de la película, fue como volver al mundo. Ví ojos llorosos de una gente que yo no había tenido en cuenta durante hora y media de película pero a la que, por lo que parece, también transmitió algo esta obra.
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